Quadern Diario de Barcelona (DGCPAAC)
Entre
les diverses incursions de Joan Amades al món del periodisme, en els armaris
compactes on hi ha el fons del folklorista a la Direcció General de Cultura
Popular i Associacionisme Cultural del Departament de Cultura de la Generalitat
de Catalunya, es conserva en un parell de quaderns els articles publicats en el
Diario de Barcelona (popularment,
Brusi) que, la secretària personal, Consol Mallofré, va tenir cura d’anar
retallant i enganxant.
Les 168
aportacions que fa l’autor foren redactades en llengua castellana primer, en
una secció anomenada: “Barcelona de
antaño” i, posteriorment, a: “Costumbres
y tradiciones” on sovint actuarà com a
cronista local explicant des d’una perspectiva històrica esdeveniments
culturals, religiosos o populars com ara: “El
verano de nuestros abuelos”; “Las pedreas”; “Las terraires”; “Los pintamonas”;
“El miriñaque”; “El primer alumbrado
publico”; “Los velocipedos”...
A tall
de mostra dels articles redactats en el diari, adjuntem uns fragments del
corresponent del dia 7 de desembre de 1958 anomenat: “Aeronautica Barcelonesa” on Amades comenta que: “Segun opinión extendida, los intentos
humanos de surcar el aire los iniciaron los hermanos Montgolfier el año 1783.
Antes de esta fecha un barcelonés llamado Juan Lanas ya inventó un aerostato
realizando unas pruebas poco afortunadas en el año 1670, es decir, más de un
siglo antes que los franceses Montgolfier. No poseemos detalles de la categoría
del ensayo y por lo tanto no podemos saber nada del sistema ni de la indole del
aparato...
...En el año 1847 se elevó en
el Torín de la Barceloneta el popular aeronauta francés Mr. Arbant. Realizó dos
ascensiones en dos domingos seguidos. El espectáculo atrajo poderosamente la
curiosidad y el entusiasmo de las gentes. A pesar del elevado precio de la
entrada, la plaza de toros se llenó a rebosar y todos los alrededores estaban
invadidos, igual que los terrados y campanarios. Eran muchos los que preferian
ver la ascensión desde la calle, atraidos per el afán de seguir el globo para
verlo caer de cerca y participar de la emoción de la caída. Las autoridades
tomaron las mismas precauciones y medidas por mar y por tierra. En la primera
de las ascensiones el globo fué a caer en el valle de Ebrón, cerca del antiguo
santuario de Sant Geroni de la Vall, en la ladera norte del Tibidabo, hacia la
carretera de la Rabassada. Los primeros en acudir fueron el cónsul de Francia
en Barcelona, Fernando de Lesseps, y su esposa. El descenso fué feliz.
En la segunda ascensión, le
acompañó un ciudadano barcelonés, cuyo nombre se guardó secreto hasta el
momento de aparecer en el circo, saludando al público antes de entrar en la
cesta. La expectación ciudadana fué enorme e hizo acudir mucha gente a la
plaza. El acompañante fué Eudaldo Munner hijo de la popular cochería de
“l’Andalet” situada en la calle dels Arcs, número 5, a quien la referida proeza
le valió gran renombre y popularidad.
Años mas tarde, Mr. Arbant,
para repetir su espectáculo, volvió a nuestra ciudad. Las condiciones
atmosféricas eran pésimas para la ascensión y el aeronauta manifesto la
imposibilidad de elevarse. El público se alborotó y le trató de cobarde. Mr.
Arbant sintióse herido en su amor propio y se lanzó a los aires. Una ráfaga de
viento precipitó el globo hacia el mar, desapareciendo a los pocos instantes,
sin que se encontrara indicio alguno de la nave ni de su intrépido tripulante."
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